Ser una persona humana no es moco de pavo. Lo que solo parece una “persona” que sufre y busca encontrarse mejor, donde sea y como sea, esconde un gran entramado de dimensiones invisibles para el ojo humano, al menos al tangible. El ser humano es algo más complejo que solo un cuerpo, un síntoma, unos órganos, una energía, una mente, o incluso un alma y un espíritu. El ser humano es todo un cosmos dentro de un cuerpo, un cosmos y un microcosmos dentro de algo tangible y palpable.
Muestra toda una relación entre lo superior, lo inferior, lo conocido y lo desconocido, las energías masculinas y las femeninas. Es la muestra visible de las más de 40 dimensiones del ser que pueden afectar a su equilibrio.
La mayoría de las patologías comienzan en capas superiores del ser, el famoso “Como es arriba es abajo” y “Como es abajo es arriba”. Pues bien, arriba es lo superior, la supra-conciencia, nuestra alma, nuestro espíritu, nuestra energía, nuestro ego superior, nuestra relación con nosotros mismos. Abajo los patrones, la realidad que vivimos, nuestra familia, nuestro ego inferior, la personalidad heredada, los acuerdos, ancestros. Abajo la realidad, arriba la existencia.
Arriba la esencia abajo la materia. Si nuestra esencia está rota, sucia, en desequilibrio, con ego con inmadurez, sin conexión con el propio espíritu nuestra materia acabará enferma. Nuestra realidad no será nuestra, será solo materia sufriente y sintiente, sin conciencia o viviendo de la conciencia sistémica y social. Sin proyección, solo en un bucle mental y psicosomático que lleva directo a múltiples patologías físicas y mentales que aquejan hoy a la sociedad.
Conecto mi verdadera identidad conectando mi identidad superior con la inferior, poniéndola de acuerdo, trabajando en cada una de las capas multidimensionales de mi ser que están en incoherencia en mi interior, en mi vida, en mi conciencia, en mí sentir y en mi percepción extrasensorial.
A medida que equilibro las dos identidades llego a mi verdadera identidad, se alinean las energías, voy conectando con diferentes informaciones sobrantes, de sufrimiento, de conciencia que no me correspondían, que simplemente me perdían. Y comienzo a tener una misma identidad en cualquier plano y la coherencia es extremadamente clara, y es entonces cuando aumenta mi percepción extrasensorial. Cuando puedo ver más allá de la materia y sentir la esencia según me corresponda ser revelada.
Aunque a veces, toda esa percepción extrasensorial llega con un brusco despertar espiritual o una búsqueda inmensa pero que pesa, que llega en forma de desequilibrios en la salud mental más que en la materia, pero no deja de ser una enfermedad energética que hay que equilibrar en la dimensión del ser afectada o dimensiones, en su conciencia para que el equilibrio se vuelva a restablecer.
Esto es lo que trabaja Conciencia Alondra, en ir equilibrando las capas en desequilibrio tanto de la conciencia, del sentir y de la percepción que hacen que la realidad, la identidad, la existencia y la mente de una persona estén en incoherencia y en vulnerabilidad. Fortaleciendo, equilibrando y, sanando capa por capa hasta llegar a un equilibrio multidimensional, perceptivo, sensorial y en la propia conciencia. Equilibrando al ser en toda su dimensionalidad.
Saray a través de Conciencia Alondra.